Saturday, December 6, 2008

CÓMO ESCUCHAR LA VOZ DE DIOS por Andrew Wommack



Uno de los más grandes beneficios de nuestra salvación es el poder escuchar a Dios hablándonos personalmente. Sin esto, no puede haber una relación íntima con nuestro Padre celestial. Pero, así como es de fácil el hablar con Él, el cristiano promedio tiene dificultades para escuchar Su Voz. Esto no es lo que el Señor dispuso.

Aprender a distinguir claramente la voz de Dios es invaluable. En vez de ir por la vida ciegamente, podemos tener la sabiduría de Dios guiándonos y protegiéndonos. No hay una sola persona que al recibir esta carta no haya tenido un cambio radical en su vida, al poder escuchar mejor la voz del Señor. 

  El peor problema marital está solamente a una palabra de distancia del Señor para un cambio completo. Si usted tiene una enfermedad, una palabra viva del Señor lo sanará instantáneamente. Si usted está en una crisis financiera, el Señor sabe exactamente cómo cambiar su situación por completo. Solamente se trata de escuchar Su Voz.
  El Señor nos habla constantemente y nos guía. Nunca es el Señor quien no nos habla, sino que somos nosotros los que no estamos escuchando. Jesús dio declaraciones radicales acerca del escuchar Su voz en Juan 10:3-5. El hablaba acerca de sí mismo como el Pastor de las ovejas y de la única manera para entrar al redil.

3 A este abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre y las saca. 
4 Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas lo siguen porque conocen su voz. 
5 Pero al extraño no seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. 

Fíjese que Él dice en el versículo 3, Sus ovejas escuchan Su voz. Él no dice Sus ovejas PUEDEN escuchar Su voz o DEBERÍAN escuchar Su voz. El declaró enfáticamente que Sus ovejas SÍ escuchan Su voz. La mayoría de los cristianos cuestionarían la certeza de esta declaración debido a que sus experiencias no coinciden con esto. Pero lo que dijo Jesús no está equivocado; todos los verdaderos creyentes pueden y escuchan la voz de Dios; solo que no reconocen que lo que están escuchando es la voz de Dios.

Las estaciones de radio y de televisión transmiten las 24 horas del día, 7 días a la semana, pero solamente podemos escucharlas cuando encendemos el receptor y lo sintonizamos. Si hay un error y no logramos recibir la señal, esto no significa que la estación no esté transmitiendo. De la misma manera, Dios está constantemente transmitiendo Su voz a Sus ovejas, pero pocos están encendidos y sintonizados. La mayoría de los cristianos están ocupados pidiendo a Dios en oración para que les transmita, cuando en realidad el problema está en sus receptores.
La primera cosa que necesitamos hacer es arreglar nuestros receptores (creer que Dios ya está hablando y empezar a escuchar. Sin embargo, toma tiempo, esfuerzo y concentración. El estilo de vida promedio de los cristianos está demasiado ocupado, no contribuye para escuchar la voz de Dios. Por ejemplo, cuál es la típica respuesta para la pregunta, “¿Cómo está usted?”. Muchos de ustedes probablemente contesten algo así como que están muy ocupados. Muchas veces digo, “estoy más ocupado que un empapelador de un solo brazo”. Todos nosotros parecemos más ocupados que nunca, y esta es una de las GRANDES razones por la cual no escuchamos mejor la voz de Señor. Estamos demasiado ocupados.

Salmos 46,10 dice,
«Estad quietos y conoced que yo soy Dios; 
seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra».

Es en quietud, no en ocupación, cuando sintonizamos nuestros oídos espirituales para escuchar la voz de Dios. El Señor siempre nos habla en ese “silbo APACIBLE y delicado” (1 Reyes 19:12), pero comúnmente está ahogado en  medio de nuestras agitadas vidas diarias.
En segundo lugar, y esto es muy importante, muchas veces tomamos la voz del Señor como si se tratara de nuestros propios pensamientos. Es así. Dije que la voz del Señor nos llega a través de nuestros propios pensamientos.

Juan 4:24 dice, 
“Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren.”

Esto dice que la comunicación con Dios es de Espíritu a espíritu, no cerebro a cerebro o boca a oído, que es la manera en que nos comunicamos en el reino físico. El Señor habla a nuestros espíritus, no con palabras, sino con pensamientos e impresiones. Entonces nuestros espíritus nos hablan con palabras como, “pienso que el Señor quiere que yo haga esto o lo otro”. El Señor no nos dice típicamente “haz esto o lo otro”, pero Él impresiona a nuestros espíritus para que hagan algo, y entonces tu espíritu dice, “pienso que debería hacer…”. Por lo tanto, muchas veces nos perdemos la guía del Señor, pensando que se trata de nuestros propios pensamientos.

Cada uno de nosotros ha hecho algo estúpido y después dijo, “sabía que esto estaba equivocado”. No nos sentíamos bien acerca de nuestra decisión, pero seguimos la lógica o la presión, tan sólo para descubrir luego que era el Señor hablándonos. Aprendí esto de la manera más difícil, mientras pastoreaba en Pritchet, Colorado.
Todos los ancianos de la iglesia eran trabajadores temporarios. Seis meses al año partían, siguiendo la cosecha de trigo. Ellos insistían en que yo ordenara a otro anciano para que esté siempre ahí. Yo no tenía nada en contra de la persona que ellos habían elegido, pero mientras oraba por este hombre y su esposa, no me sentía bien ordenándolo como anciano. Sin embargo, siendo yo un hombre, me dejé guiar por la lógica en vez del corazón.
Dos semanas después de que los demás partieran para la cosecha de trigo, este nuevo anciano se convirtió en el mismo diablo. En sus reportes para los ancianos, me acusó de robar dinero de la iglesia, de cometer adulterio, de tomar, beber, fumar y de todo lo que se le pueda ocurrir. Fue una experiencia terrible. Tan pronto como este hombre mostró sus verdaderos colores, supe en mi corazón que los sentimientos y pensamientos que tuve al respecto eran del Señor hablándome, y los deseché pensando en que eran tan solo míos. Tomé una decisión ahí mismo: nunca más iba a ignorar a mi corazón de nuevo.

Salmo 37:4 dice,
Deléitate asimismo en JEHOVÁ
y él te concederá las peticiones de tu corazón.

Este versículo ha sido muchas veces interpretado como que el Señor te da todo lo que quieras, y ha sido utilizado para justificar al egoísmo, a la codicia e
incluso al adulterio. Pero no significa que el Señor te va a dar todo lo que quieras; significa que mientras estés buscando al Señor, Él pondrá Sus deseos en tu corazón. El hará que Sus deseos se vuelvan tus deseos. El Señor cambia tu “querer”.

En una oportunidad, yo estaba planeando un viaje a Costa Rica, un lugar en el cual yo ya había estado antes, y estaba contento de poder regresar. Sin embargo, mientras oraba sobre esto, perdí mi deseo de ir. En su lugar, sentí terror de partir. La primera cosa que hice cuando esto ocurrió fue asegurarme de que realmente estaba buscando al Señor con todo mi corazón. Durante un viaje, utilicé 17 horas para orar en lenguas, y más mi mente permanecía con el Señor, menos quería volver a Costa Rica. Afirmado solamente en esto, cancelé el viaje.

Cuando la gente de Costa Rica me preguntó el por qué, todo lo que pude decirles era que no quería ir. Fue difícil hacerlo, y no estoy seguro de que entendieran. El avión en el que iba a viajar se estrelló durante el despegue en la Ciudad de Méjico, y murieron las 169 personas que estaban a bordo. El señor me advirtió de esto y salvó mi vida, no diciéndome, “no vayas a Costa Rica”, sino comunicándose con mi espíritu y quitando mi deseo de ir. Esta es la manera predominante del Señor para hablar con nosotros, y muchas veces nos perdemos esta clase de comunicación.

Una de las decisiones más importantes de mi vida ocurrió en 1968. Estaba en la universidad cuando el Señor tocó radicalmente mi vida, y todos mis deseos cambiaron. No quería estar más en la universidad, y siguiendo estos nuevos deseos, tomé la decisión de abandonarla. Entonces el infierno se desató. Mi madre no entendía, y dejó de hablarme por un tiempo. Líderes de mi iglesia me dijeron que estaba escuchando al diablo. Perdería los 350 dólares por mes de ayuda gubernamental que correspondían a la seguridad social de mi padre, y la prórroga de conscripción por ser estudiante. Sin la prórroga, podría terminar en Vietnam.

Debido a estas adversas reacciones en contra de mi decisión, me arrepentí por un tiempo y me sentí completamente miserable. Esto continuó por dos meses hasta que no pude soportarlo más, y una noche el Señor me habló a través de Romanos 14:23, que dice,

y todo lo que no proviene de fe, es pecado.

Me di cuenta que estaba pecando debido a la indecisión. Decidí tomar una decisión de fe esa noche y apegarme a ella. Mientras oraba y estudiaba la Palabra para guiarme, encontré Colosenses 3:15, que dice,

Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, 

El Señor me dijo que yo me estaba encaminando en la dirección que más paz me traía. Para ser sincero, no tuve paz total en ninguna dirección,  pero así como un referí tiene que tomar una decisión y apegarse a ella, necesitaba decidirme. Tuve mayor paz al abandonar la universidad, entonces me aparté de la indecisión por fe, mejorando mi entendimiento por ello. En las 24 horas siguientes el Señor me dio tanta confirmación y alegría que nunca dudé sobre la sabiduría de esta decisión desde entonces. Esta única decisión, probablemente más que cualquier otra, estableció mi vida en la dirección que me trajo hasta donde estoy hoy en día.

Estoy convencido que nuestro Padre celestial lleno de gracia habla a cada uno de Sus hijos constantemente, dándonos toda la información y la guía que necesitamos para ser absolutos triunfadores. No hay ningún problema con Su transmisor; es nuestro receptor que necesita ayuda.

Tengo un álbum de enseñanzas que consta de tres partes titulado Cómo escuchar la Voz de Dios, que expone todo esto en mayor detalle. Enseño esto cada año a nuestros estudiantes de CBC de segundo año y veo poderosos resultados. La mayor parte de la gente está implorando a Dios para que les hable, cuando es nuestro escuchar el que necesita ser ajustado. Tomando esta postura de fe de que Dios está hablando y entonces aprender a escuchar y obedecer, transformará su relación con el Señor. Podría salvarle la vida como salvó la mía.

Escuchar la voz del Señor es probablemente el elemento singular más importante para tener una vida cristiana victoriosa después de haber renacido. El Señor conoce todas las cosas y le mostrará las cosas por venir. No hay problema que Su sabiduría no pueda resolver. Si podemos contactar Su corazón al escucharlo mientras nos habla, todo podría ser diferente.

Extraído de la página: http://www.awmi.net/
Traducido al español por Gabriel Atés

No comments: